Bella diosa
te yergues en la piedra
y eternizas las horas.
Ahí, mujer desnuda,
inconsciente y extraña,
semejas la figura
que los ojos quisieron.
Te poseen los pájaros,
la lujuria del viento,
o cualquier meteoro.
Abrazas la distancia
con los senos tendidos a poniente
y claridad de mármol.
Con imposible gesto tratas
de recobrar tus manos,
que aprisionan el sueño
de tu vientre infecundo.
Virgen, vestal paloma,
cariátide perdida en el jardín.
Pasas y siempre quedas
con las nalgas rientes
desmintiendo la nada.
De Clamor de travesía, Premio "José Luis Núñez". (Sevilla)
María del Valle Rubio
No hay comentarios:
Publicar un comentario